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Cuando algo termina, Algo vuelve comenzar.

  • Ximena Cárdenas P
  • 19 abr 2020
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 25 may 2021






Se te cierra la garganta, se te seca la boca, las lágrimas caen una tras otra sin que puedas detenerlas. Se te inflama la nariz y el estómago se te revuelve. Estas nuevamente ahí, queriendo gritar pero no te salen las palabras y es ahí donde piensas, << se destrozó mi mundo, se cayó a pedazos >> perdiste el sentido de tu vida y ya no sabes que hacer, a donde ir, que va a pasar ahora.


Conozco muy bien ese sentimiento, me pasaron muchas cosas en la vida, sufrí mucho. Relaciones fallidas, autoestima lastimada, y un gran vació en mi pecho que nunca se llenaba. Cuando era pequeña se burlaban de mí, de mi aspecto físico, y sí, ningún niño se fijaba en mí. Yo era de las que tomaban como un amigo más. Por mi pinta de muchachito, por mi deseo persistente de jugar fútbol, cuanto dolor me trajo algo que era tan bueno, pase muchas vergüenzas. Todas eran situaciones difíciles que para mí parecían ser el fin de mi mundo pero que no se comparaban tal vez con la tragedia y la gran tristeza de otros. Pero para mí lo eran.

Después de haber superado tantas cosas y haberme convertido en una mujercita, luego de por fin decidir seguir los anhelos de mi corazón antes que las voces de otros. Luego de haber renunciado a mi trabajo decidida a encaminar el sueño que había esperado por perseguir toda mi vida, gracias al apoyo y el amor paciente de mi esposo, me llegó una noticia inesperada al cabo de unos meses de haber iniciado a trabajar en ese sueño, mi esposo había perdido su trabajo y nuestra única fuente de provisión se había acabado, fue difícil. Pero nada se comparaba al sufrimiento que vino después.


Pasar los días sin encontrar ninguna fuente de empleo y pasar de tener una vida repleta de comodidades a pasar a vender sanduches en la calle y hacer mensajería por toda la ciudad en cicla, caminar en lugar de tomar un bus porque no teníamos como pagarlo, aguantar la sed en los recorridos para ahorrar lo poco que teníamos y no gastarlo , fueron cosas que realmente dejaron un sello en mi vida. Sin contar que hubo noches en las que me acosté con el estómago vacío cuando en mi vida había sido tan desagradecida cuando tenía todo lo que algún día había pedido. El dolor que se siente doblegar tu orgullo para recibir la donación de otro, un mercado, o un dinero para que puedas comer. Qué vergüenza me daba. Estaba acostumbrada a ser yo la que “daba” la que se “compadecía” el alma caritativa. Cuanta falsedad había en eso. Daba con orgullo, no con amor, siempre desde una intención equivocada ... y mostrándole a todos lo que daba. Como para calmar la sed de que otros me dijeran que yo era una mujer buena.


En medio de mi dolor, un dolor que no podía poner en palabras y que la mayoría del tiempo vivía en silencio. Algo dentro de mí se rompió por completo para dar comienzo a algo nuevo. En medio de la crisis económica y el engaño que descubrí de personas que amaba y el sentimiento de sentirme inútil, porque no devengaba un buen salario algo de mí se apagó. Se apagó mi luz, solamente quedo el eco de una voz, que parecía cada día quedar más en silencio. Un silencio que interrumpió el ruido que había dentro de mí para dar espacio a otra voz, a otra yo, que parecía con fuerza querer salir del encierro.


En esos días pude ver como poco a poco yo empezaba a morir, y no hablo de una muerte física o una muerte causada por la tristeza, no. Me refiero a la antigua yo, esa, la obstinada, orgullosa, que creía que no lo era solo porque vivía una vida que parecía piadosa. La que vivía en una burbuja.


No sé cuál sea el dolor que atraviesas hoy, un matrimonio fallido, una infidelidad, el maltrato de alguien que amas, o la ausencia de esa persona que ya no está. Lo único que sé, es que a veces en la vida hay que perder, por más doloroso que eso sea, para que nazcan cosas nuevas. Hay que enfrentar tormentas que, aunque parezcan el fin de tu vida son en realidad el comienzo de ella. Hay que salir del cuento de hadas. Hay que poner fin a esa mentira, esa no es la realidad, la realidad es muy distinta. Es necesario sufrir para entender lo que otros viven, para vivir su historia y entonces comprender que no das por lástima, si no por amor.



Lo único que sé es que a veces en la vida hay que perder, por más doloroso que eso sea, para que nazcan cosas nuevas. Hay que enfrentar tormentas que, aunque parezcan el fin de tu vida son en realidad el comienzo de ella.


No podemos entender porque pasamos lo que pasamos, por qué nos toco a nosotros. Pero la realidad es que todos en este mundo sufrimos. Lo importante no es lo que nos pasa, si no lo que hacemos con eso que nos pasa. Creo firmemente que fue Dios quien transformó mi vida y tengo la plena seguridad de que Él estuvo a mi lado en la tormenta. Él fue la voz que le dijo al mar turbio que se detuviera. Pero permitió que me mojará lo suficiente como para quitarme la ropa mojada que estaba siendo una carga pesada para el camino que por delante me esperaba. Dios es mi Papá, y en su amor me enseña a caminar, me enseña a morir para que Él viva en mí, porque dentro de mí no está la posibilidad de hacer algo bueno en este mundo. Porque el único bueno es Él y para ayudar a otros desde la intención correcta y el amor, necesitas su vida en ti porque separados de Él no hay nada bueno que podamos hacer.


Porque el único bueno es Él y para ayudar a otros desde la intención correcta y el amor, necesitas su vida en ti porque separados de Él no hay nada bueno que podamos hacer.

Puede ser que no creas esto y te parezca algo exagerado, pero solo es necesario que voltees a ver al mundo para que veas en que lo hemos convertido los humanos. No busco convencerte de algo, porque no lo puedo hacer, mi intención es solo contarte mi vivencia. No todos los días uno tiene la oportunidad de empezar una vida nueva, de ser alguien nuevo. Para esto hace falta decir adiós. Adiós a todo lo que te hace mal y Hola a lo único que nos hace bien.

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” 2 Corintios 5:17


“ Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos “. Romanos 8:28



 
 
 

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