top of page

El Perdón

  • Ximena Cárdenas P
  • 13 may 2020
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 22 may 2020



No siempre la vida nos sonríe. Muchas veces en la vida, alguien que amamos defrauda nuestra confianza, nos decepciona, y ese dolor como que penetra nuestra alma hasta llegar a lo más profundo para clavarse ahí como con ganas de nunca salir. A veces no es alguien que amas, es una persona que recién conociste o que nunca habías visto pero de repente te roba lo que más quieres. Tu orgullo, tu autoestima, tu confianza en ti misma, tu valor, tu inocencia, a un ser querido… tantas cosas. Entonces te sientes perdida, porque aunque quieras no sientes que puedas perdonar, ese dolor te consume por dentro.

Todos en el mundo hemos experimentado esto, el dolor que produce una perdida, una injusticia, una decepción. Todos luchamos alguna vez por poder perdonar. Algunas personas ni siquiera dan esa lucha, se dan por vencidos desde el primer momento y deciden anidar en sus corazones, el dolor que queda, que con el tiempo se convierte en rencor, deja huellas en tu personalidad, te endurece el corazón y puede terminar en odio, o sed de venganza.

¿Por qué nos cuesta tanto perdonar? No lo sé, creo que porque sientes que no mereces eso que te está ocurriendo, porque es una injusticia, porque eres una buena persona y no buscas lastimar a nadie y no puedes entender porque a ti si te lastiman. Porque simplemente amas y jamás esperas del acto de amar una respuesta de dolor.


Desafortunadamente en este mundo no hay corazones justos, aunque a veces te lastiman en otras oportunidades eres tú el que lastima. Buscamos que se nos haga justicia pero cuando se trata de nosotros queremos misericordia, clemencia. Que increíbles que somos. Con esto no quiero decir que debamos justificar a quienes nos han lastimado. Pero creo que a la hora de hacer un juicio debemos pensar en lo que nosotros hemos hecho. Debemos entender que en este mundo no hay un solo bueno. Basta ya de creernos almas caritativas, personas moralistas, tan educadas, tan estructuradas, tan dulces y amorosas, como si fuéramos santas palomas. No lo somos, no existe uno solo. Podemos hacer cosas que fluyan del amor y sean actos bondadosos, pero no quiere decir que seamos buenos y por eso tengamos el derecho de juzgar la condición de otros y negarles el perdón.


Si no estás dispuesto a perdonar, no esperes que a ti te perdonen cuando tú falles. Porque con la misma vara que mides deberías ser medido. Sé que hay actos cargados de maldad que rayan en lo absurdo y cruel que se hacen casi imposibles de perdonar y requieren de mucha fortaleza para poderlos afrontar. Pero perdonar te libera, aunque tome el tiempo que sea. Necesitas soltarlo, necesitas dejar que aquel que es perfecto le dé a cada quien lo que corresponde. No sabes si aquel que pareciera haber arruinado tu vida, enfrento a alguien que también arruinó la suya. Sin justificar su acción, porque cada quien carga con las consecuencias de sus actos. Creo que debemos parar de señalar. Porque ninguno está libre de pecado y puede decir que nunca ha hecho daño.


Hay momentos en la vida donde frente a tus ojos tendrás que ver las más grandes injusticias, como aquellos que están llenos de poder y riquezas que no voltean jamás a ver la miseria en la que viven otros. Pero a cada uno le llega la hora, el momento de presentarse delante de aquel que todo lo conoce, para ser juzgado por todo lo que ha hecho. La diferencia entre quienes lleguen al cielo y quienes no, es que quienes tengan la bendición de estar en el reino de Dios, lo habrán alcanzado no por sus buenas obras. Si no porque aceptaron su perdón, lo que quiere decir que antes de ser perdonados, pidieron perdón, se arrepintieron y le permitieron a él pagar por todo lo que debían. Aquellos que no van a vivir una eternidad de felicidad y bendición lo harán por que así lo decidieron. Porque decidieron ellos mismos pagar por cada una de sus acciones, no pidieron perdón, se creyeron suficientemente buenos y déjame decirte quien quiera que seas no podrás justificar nada de lo que has hecho, porque tú al igual que todos nosotros si no te arrepientes y por fin entiendes que en tu corazón también hay maldad y que no eres del todo bueno no podrás alcanzar la eternidad.


Sé lo difícil que es perdonar, he vivido muchas desilusiones y decepciones en mi vida. Tanto amorosas, como de otro tipo. He llorado mares. He tenido que ver cómo inventan falsos testimonios míos, de mi esposo. Como nos ridiculizan delante de muchos. Se han burlado de mí desde que era una niña. Tuve que perdonar abusos, maltratos, engaños. Rechazo. Seguro no he tenido que vivir lo que otros viven en situaciones atroces que sobrepasan los límites. Llegando a un total abuso y que resultan ser demasiado dolorosas. Pero estancarte en ese dolor y en la pregunta más dolorosa de todas que resulta ser ¿Por qué? nunca va sanar tu dolor ni te va permitir avanzar. ¿Dejarás que aquel que te causo ese dolor logré arruinar tu vida? Te tengo una noticia, hay una historia de un padre que decidió enviar a su hijo, un niño amoroso, generoso, preocupado siempre por los demás, abnegado , a un lugar repleto de asesinos, violadores, ladrones , mentirosos y un sinfín de cosas con el objetivo de que el pagara con su vida el castigo y la condena que merecían todos estos personajes. ¿Te parece algo justo? de ninguna manera… pero, ¿Que pensarías si te digo que él lo hizo para que todos ellos tuvieran una segunda oportunidad? Seguramente dirías que no la merecen. Pero ¿Qué pasaría si te digo que tú eres uno de ellos? tú has matado con tus palabras, le has robado la ilusión a otras personas, has humillado, has mentido y seguro también has engañado, tú eres uno de ellos. Y él murió para justificarte porque si el juez te hubiese juzgado por tus acciones, habrías resultado culpable.


Dios sabe el dolor que atraviesas él tuvo que pasar por el dolor más grande de entregar a su hijo para que otros lo asesinaran brutalmente para que tu pudieras ser perdonado, pudieras ser salvo. Lo hizo para que sobre ti no recayera la justicia, porque por justicia merecías la muerte, pero él decidió pagar por ti.


Tú no eres Dios y no puedes perdonar sin su amor, sin su ayuda. Solamente él puede otorgarle a aquel que te lastimó su perdón, pero a través tuyo lo hará en ti. Pero para que ese perdón sea real y puedas ser libre, solamente podrás darlo por medio de él de Jesús porque solamente él sabe perdonar. Suéltale tu dolor a él. Entrégaselo y él que es fiel y justo para perdonar hará lo que aún tú no has podido hacer. No te preocupes que él te bendecirá, él llenara el vació que dejo tanto dolor, él sanará tus heridas y te dará una nueva vida. A su debido tiempo, él, hará justicia.


No te preocupes que él te bendecirá, él llenara el vació que dejo tanto dolor, él sanará tus heridas y te dará una nueva vida. A su debido tiempo, él, hará justicia.

La falta de perdón es como un veneno que te tomas tú mismo esperando que el responsable de tu dolor sufra las consecuencias de lo que tú te estás bebiendo. El daño no se lo haces a él, el daño te lo estás haciendo a ti, y la venganza deja consigo los mismos resultados, sin dejar a un lado que pueda traer aún mayores tragedias y desengaños. Déjalo ir, Dios está ahí para cargar el dolor por ti. Confia y vuelve a vivir.


Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. Romanos 3:23

Como está escrito: No hay justo, ni aun uno. Romanos 3:10

Pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad 1 Juan 1:9

Entonces Pedro, acercándose a él, dijo: ¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo que hasta siete sino aún hasta setenta veces 7 Mateo 18: 21

 
 
 

Kommentare


  • White Facebook Icon
  • White Instagram Icon
  • White Pinterest Icon
  • White Twitter Icon
  • White YouTube Icon

life letters. Proudly created with Wix.com

bottom of page