La Senda Angosta
- Ximena Cárdenas P
- 17 abr 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 25 may 2021

Nos pasamos la vida transitando por una senda, un camino que elegimos, que construimos, un camino que aunque no sabemos a dónde terminará rogamos porque nos lleve a la cúspide, al éxito, a un lugar mejor. La pregunta es, ¿Cuál es ese lugar? ¿Existe ese lugar? ¿Qué se supone que se debe sentir estar allí? ¿Es alcanzar un título? ¿Ser un artista? ¿Dejar un legado? ¿Tener una Familia? ¿Cuál es el final de tu recorrido? ¿Tienes un destino? ó, ¿no te importa si quiera saberlo? ¿Vives para amoldarte a las costumbres de este mundo y para conseguir el dinero para pagar la renta y para comer? O crees que hay algo más?
Bueno pues no lo sé, no sé si te importa o no, no sé si te has hecho esa pregunta. Pero yo sí. Es más, la hago casi todos los días. La respuesta pareciera siempre estar ligada a lo que quieres llegar a ser. Lo más curioso de todo esto es eso, lo que quieres llegar a ser, como si en este momento no fueras nada y de alguna u otra forma el ser diferente a lo que eres hoy pareciera estar ligado con alcanzar la felicidad. Como una meta, un propósito, no como un recorrido. Nos la pasamos todo el tiempo comparándonos o viendo como otros alcanzan lo que nosotros hemos soñado y de pronto nos decimos, bah no lo voy a lograr, soy muy malo en esto, llevo años intentándolo pero no lo consigo. Soy un fracasado, existen otros mejores que yo y de pronto te empieza a dar envidia que tú amigo consiga avanzar en sus propósitos y tú no. Tienes dentro de ti un deseo de competir de mostrarles a otros que eres mejor, porque ,extrañamente decimos amar a los demás, pero en realidad te da rabia saber que otros llegan donde tú nunca has logrado llegar .
Lo más curioso es eso ,lo que quieres llegar ser, como si en este momento no fueras nada y de alguna u otra forma el ser diferente a lo que eres hoy pareciera estar ligado con alcanzar la felicidad.
Vivimos en un mundo repleto de egoísmo y competencia y la verdad es que la competencia no es mala, los malos somos nosotros. El problema es que hemos creído siempre que para ganar alguien tiene que perder, para que alguien exista otro tiene que desaparecer. Que equivocados estamos. Si decimos ser buenas personas deberíamos realmente procurar el bien de otros. No faltan los que dicen ser buenos y creen verdaderamente que lo son. Solamente porque nunca han asesinado, violado o “maltratado” alguien o porque alegan decir que ellos nunca han robado. No nos damos cuenta que el mal va mucho más allá de eso, de las grandes acciones que a la vista de todos parecen terribles.
Las apariencias engañan no todo lo que brilla es oro ni todo lo que se ve es cierto. Conocer a las personas por sus acciones pareciera ser algo fácil. Conocerlas por sus intenciones es algo casi imposible. Las intenciones se esconden detrás de las palabras, de las acciones, de la postura corporal o del tono con el que te expresas y eso, eso es realmente lo que necesitamos ver, lo que desnuda el alma.
Ir toda tu vida tras un sueño solamente hará que si no lo consigues, sientas que tu vida fue en vano. No hay garantía de alcanzar lo que sueñas pero si te garantizo que aunque alcances lo que anhelas te vas a dar cuenta que puedes ser infeliz aunque hayas llegado a la meta. No digo que no sueñes, digo que tu identidad, tu felicidad, no puede depender de esto. El camino que transites va llevarte a un destino y te aseguro que hay un solo camino que sin duda alguna te va llenar. Ese camino es angosto es una senda estrecha, muchos desearan entrar por esa puerta pero no lo van a lograr. Es un camino repleto de obstáculos pero estarás acompañado siempre para superarlos. Un camino que te parecerá insignificante y poco llamativo pero que dentro esconde el tesoro más grande de todos. Está repleto de colores, de misterios maravillosos, de vida, de paz. Sin embargo ante tus ojos va parecer una baratija más. No te dejes engañar... Habrán otros caminos, autopistas más grandes, fáciles de transitar, que aunque parezcan llenas de luz, al final llegarán a un lugar oscuro, sin vida, donde el sol ya no alumbra y la penumbra será su día a día.
No hay garantía de alcanzar lo que sueñas pero si te garantizo que aunque alcances lo que anhelas te vas a dar cuenta que puedes ser infeliz aunque hayas llegado a la meta.
Hay solo una llave para abrir esa puerta, la única, la llave maestra. La llave que nos hace olvidar el dolor, y encontrar la salida. La que es capaz de abrir el candado más cerrado, de despertar hasta el corazón más dormido. La que abre la puerta de la vida, la puerta de los milagros y la puerta de la fe. La que abre los grilletes para sacarnos las cadenas que nos han tenido atados y no nos dejan caminar. Una llave que nos vuelve osados, audaces. Esa llave nos abre la puerta a la libertad. Una llave que abre la celda de la prisión más segura. De la cerradura más oxidada. La que nos abre la puerta hacia una dimensión desconocida. La llave la conocen, la tienen, es el amor. ¿Qué es el amor ?. Simple, el amor no es una cosa, o un sentimiento. Tampoco es una decisión. El amor es una persona el amor es Dios, Jesús. Dios no da amor, Él es amor. Simple, no fácil. Eso es lo que necesitan para andar por esa senda y entrar por esa puerta. La que nos lleva a un lugar mejor. Eso es lo que falta, falta amor en este mundo, están matando la vida, la verdadera vida. Solamente nosotros podemos hacer algo y tenemos una única arma: el amor a Jesús.
Juan 3:16
Yo soy el camino la verdad y la vida. Nadie viene al Padre si no es por mí.
Mateo 7-14
“ Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida y pocos son los que la hallan”
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